El acto de conducir supone manejar un alto número de estímulos al mismo tiempo, a saber: el manejo de una máquina compleja como es un vehículo de automoción en el que debemos coordinar pies y manos para los diferentes mandos; tener mucha atención en los espejos y señales acústicas para saber que hacen los vehículos que circulan con nosotros; estar pendientes de las diferentes señales que existen en la vía, de la velocidad que llevamos, de los niveles de mantenimiento de nuestro vehículo; aumentar la atención si se están produciendo situaciones climatológicas desfavorables que reduzcan la visibilidad, si es de noche, si estamos en un atasco; a lo que habría que sumarle la responsabilidad que nos puede suponer llevar a otros pasajeros o pensar que nuestra vida se pone en peligro. En definitiva, un sin fin de circunstancias que hacen de conducir un acto sumamente estresante.

Causas

En nuestro caso, la amaxofobia consiste en un miedo descontrolado y permanente antes y, sobre todo, durante el acto de conducir. Suele conllevar pesadillas, ansiedad, sudoración, rigidez muscular, pensamientos negativos o catastrofistas, etc.

Entre las diferentes causas que pueden producir la amaxofobia cabe destacar tres:

Falta de experiencia o pericia al volante

Sufrir un ataque de pánico mientras se conduce

Ser víctima de un Accidente y padecer unTrastorno por Estrés Post-Traumático (TEPT)


TRATAMIENTO RECOMENDADO

La fobia a conducir puede ser tratada con gran éxito al igual que el resto de fobias específicas. Desde la perspectiva de la Psicología Cognitivo-Conductual, existen tratamientos contrastados estadísticamente que permiten excelentes resultados si el problema se trata con ayuda de un profesional. Lo que proponemos a continuación debe ser adaptado a las condiciones particulares de cada caso.

A grandes rasgos, podemos dividir la terapia en cuatro fases:

  • Toma de conciencia del problema. Hay que estudiar las condiciones particulares de la persona que acude a consulta y establecer una hipótesis de trabajo para la solución del problema. Describir en qué consiste las fobias y en particular la fobia a conducir. Establecer un calendario de trabajo y empezar a hacer partícipe al paciente en las soluciones hacia su problema.

  • Reaprendizaje de las claves para una buena conducción. Es necesario reciclar los malos hábitos que nos impiden tener confianza al volante, hacer hincapié en las pautas a seguir para tener un buen manejo del vehículo y tratar de recuperar la autoestima a la hora de conducir, sabiendo hacer frente al miedo inherente a ello.

  • Estrategias de afrontamiento del problema. Entrenamiento en diferentes técnicas efectivas para poder superar la fobia a la conducción: Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Relajación progresiva y Respiración diafragmática para controlar la tensión asociada. Autoinstrucciónes positivas para aumentar la confianza. Detención de pensamientos negativos y catastrofistas. Trabajo con ideas irracionales y reestructuración cognitiva hacia una percepción más adecuada del problema.
  • Exposición a la fobia en imaginación y en vivo. Una vez trabajados todos los aspectos anteriores, podremos poner en práctica lo aprendido de forma gradual, exponiendo al paciente a su miedo a conducir. Según la gravedad de cada caso, utilizaremos una exposición previa en imaginación si lo consideramos necesario.
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