Todos conocemos a alguien que, pese a haber obtenido el carné de conducir e incluso tener coche, no son capaces de ponerse detrás del volante. Es la «amaxofobia», o el miedo a conducir un vehículo resultado de un proceso traumático. Puede deberse a factores como haber sufrido un accidente, la participación de seres queridos o conocidos en algún tipo de percande en la carretera o a cualquier tipo de recuerdo doloroso relacionado con la conducción.