¿Qué es la Ansiedad?
La ansiedad es una emoción que, en muchas circunstancias, es adaptativa para el individuo ya que le permite estar alerta y dispuesto para hacer frente a los cambios y problemas que el ambiente le plantea. Los problemas se plantean cuando la respuesta resulta excesiva o desproporcionada y "avisa" de señales que no resultan peligrosas para el individuo.
Es probablemente la más común y universal de las emociones y está presente a lo largo de toda la vida del individuo. Cuando se emplean términos como nerviosismo, inseguridad, inquietud, angustia, tensión, temor o miedo, se está haciendo referencia a la experiencia de la ansiedad.
Desde el punto de vista epidemiológico, poseen un especial interés por su elevada prevalencia. Son los trastornos psicológicos más frecuentes en la población general, y los más frecuentes en los contextos clínicos. Por otra parte, la ansiedad está presente en la mayor parte de los problemas clínicos (depresión, disfunciones sexuales, dolor crónico, asma bronquial, trastornos de la conducta infantil, conflictos de pareja, insomnio, etc.)
¿Cómo se manifiesta la ansiedad?
La ansiedad se define en la actualidad como una reacción emocional ante la percepción de un peligro o amenaza, que se manifiesta mediante un conjunto de respuestas agrupadas en tres sistemas (cognitivo o subjetivo, fisiológico o corporal y motor) que pueden actuar con cierta independencia. Esto implica que las personas, al reaccionar de forma ansiosa, pueden activar en mayor o menor grado cada uno de estos sistemas.
La ansiedad se concibe como una respuesta emocional o conjunto de respuestas, que engloba:
- Aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero (tensión, falta de concentración, aprensión, dificultad para la toma de decisiones, inseguridad, etc.).
- Aspectos corporales o fisiológicos, caracterizados por u alto grado de activación del sisterma nervioso autónomo y del sisterma nervioso somático (tensión muscular, palpitaciones, escalofríos, sequedad de boca, nauseas, sudoración, mareos, temblores, etc.).
- Aspectos observables o motores, que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos (movimientos sin una finalidad concreta, movimientos repetitivos o torpes, tartamudeo, evitación de situaciones, paralización, etc.).
La reacción de ansiedad puede ser provocada tanto por estímulos externos como por internos, pensamientos, ideas, imágenes mentales, etc., que no son percibidos por el individuo como peligrosos o amenazantes.
El tipo de estímulos (internos y externos) capaces de evocar la reacción de ansiedad estará, en gran parte, determinado por las características personales, existiendo notables diferencias individuales en cuanto a la tendencia a manifestar reacciones de ansiedad ante las distintas situaciones.
Las fobias simples, también llamadas específicas, pueden implicar objetos o situaciónes tales como espacios cerrados, insectos, alturas, oscuridad, ascensores, puentes, animales, volar, etc. Una fobia simple difiere de la agorafobia en que la ansiedad está centrada en un objeto o situación externa específica y se halla presente sólo cuando se hace frente (de forma imaginada o real) a ese objeto o situación.
Las fobias simples son comunes y normalmente no generan problemas importantes en la vida diaria, pues se tienden a evitar en la medida de lo posible. Una fobia se convierte en un problema sólo cuando el objeto o situación temidos no pueden evitarse con facilidad y resultan relevantes para la vida personal o laboral del individuo.
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