Las fobias simples, también llamadas específicas, pueden implicar objetos o situaciónes tales como espacios cerrados, insectos, alturas, oscuridad, ascensores, puentes, animales, volar, etc. Una fobia simple difiere de la agorafobia en que la ansiedad está centrada en un objeto o situación externa específica y se halla presente sólo cuando se hace frente (de forma imaginada o real) a ese objeto o situación.
Las fobias simples son comunes y normalmente no generan problemas importantes en la vida diaria, pues se tienden a evitar en la medida de lo posible. Una fobia se convierte en un problema sólo cuando el objeto o situación temidos no pueden evitarse con facilidad y resultan relevantes para la vida personal o laboral del individuo.
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