Muchas veces nos vemos encallados entre el deseo de que las cosas cambien automáticamente y nuestra incapacidad para que nosotros produzcamos un cambio, como tratando de convencernos a nosotros mismos de que algo que nos supone malestar emocional, racionalmente nos va a hacer bien.
Cuando nos sentimos así, va a ser muy complicado que nos convenzamos desde motivos objetivos, racionales y aconsejados por el exterior, ya que somos tan inteligentes como nosotros mismos y nuestra mente siempre va a encontrar alguna razón que nos impida el cambio.
La única opción que tenemos es cambiar la actitud hacia la aceptación de unas circunstancias difíciles pero en las que podemos hacer algo para encontrarnos mejor.
Esto lo podemos resumir fácilmente con la siguiente ecuación que plantea Christopher Germer:
Dolor x Resistencia = Sufrimiento
A veces el dolor resulta inevitable, pero si aprendemos a aceptarlo en lugar de resistirnos, podremos evitar el sufrimiento añadido. Es como si tratáramos de salir del "quiero y no puedo", que tan solo nos genera ansiedad, y llegáramos al "no quiero pero sé que puedo", que desde la aceptación del primer malestar, nos encamina estoicos hacia el proceso de cambio.
Si nos disponemos con intención hacia un objetivo determinado ( cuya meta sólo obtendremos a medio-largo plazo), nos podremos soltar del salvavidas que promueven las soluciones inmediatas, y disponernos de forma reflexiva y amable hacia un desarrollo de motivación interna, que en sí mismo puede resultar gratificante además de proveer en algún momento recompensas mayores.
De esta forma desplazamos la idea de control inmediato, que tantas veces deseamos que sea posible, y adquirimos una percepción de control relativo. Ello nos prepara para asumir que el camino será a veces difícil, e incluso arduo, pero la visión del camino y la llegada a un nuevo continente, nos resultarán a la larga tremendamente más gratificantes y transformadores de la sobrecarga emocional en una fuente de estrés positivo.
Tal cual, lo plantea la Teoría de la Conducta Planificada de Ajzen, en la que los factores más relevantes para llevar a cabo una conducta resultan porcentualmente la actitud y el control percibido, que afectan primero a la intención de cambio y posteriormente a la realización de la conducta:
Los parámetros actitudinales comprenden una guía para alcanzar coherencia vital. Desde una perspectiva saludable, el emprendimiento de motores vitales que dirijan nuestra atención ante un destino deseado, convierte nuestro paso por la vida en un camino con-sentido.
Pero, ¿qué parámetros utilizar para el cambio de actitud?
Diferentes autores del entorno del Mindfulness o Consciencia Plena, plantean sugerencias para dirigir la actitud a la hora de meditar que, desde mi punto de vista, también pueden resultar útiles para la actitud vital:
El primero de ellos es Daniel J. Siegel, que desde el acrónimo en inglés COAL, ofrece cuatro puntos a tener en cuenta:
Curiosity - Openess - Acceptance - Love
Curiosidad: nuestra actitud ante las cosas ha de ser como la de la primera vez que hacemos o vemos algo, curiosa ante la novedad que nos permita observar los detalles sin dejarnos arrastrar por los prejuicios de las primeras impresiones. Incluso podemos observar con curiosidad hasta nuestros propios prejuicios, siempre que pongamos actitud.
Apertura: Para alcanzar y mantener un estado abierto ante las cosas, necesitamos ser capaces de observar nuestra reactividad interna basada en nuestro piloto automático, para no ser presos de las distorsiones que impondrán a nuestros pensamientos las emociones. Nuestra actitud ha de disponerse desde el plano abierto de la posibilidad y no desde las probabilidades generadas por experiencias pasadas o aprendizajes vicarios.
Aceptación: De la misma forma, cuando estemos abiertos podremos llegar a aceptar nuestras propias reacciones emocionales sin la necesidad de autocastigarnos ni de dejarnos llevar por el lastre de la culpa o la vergüenza. Sin caer en el inmovilismo pasivo, ni en la vida resignada, la aceptación nos puede permitir avanzar desde un campo base realista que nos marque una ruta directa hacia la cima.
Amor: Si no disponemos de una actitud amorosa ante la realidad que nos ha tocado vivir, probablemente generemos un calvario continuo siendo mártires de nuestra propia causa. Nuestra realidad, nos guste o no, es la que es, y más allá de que pueda cambiar, la actitud que necesitamos para sobrellevarla necesita ser compasiva y amable ante el dolor que tendremos que solventar. Si no nos acercamos hacia nosotros y los demás con cariño, el dolor inherente a la vida será fuente de mayor pesar.
El segundo autor al que quiero referirme es Jon Kabat-Zinn que plantea 7 puntos de actitud más uno que engloba el compromiso hacia el cambio :
No juzgar: La mente, desde su piloto automático, se dedica continuamente a etiquetarlo todo de forma indiscriminada. Es un intento de facilitarnos la vida, simplificándolo todo con juicios rápidos, pero lo poco profundo de los mismos y la disposición desde donde los hacemos, acaba degenerando en un problema más que en un beneficio. Si nuestra realidad se ve filtrada por nuestros prejuicios, la capacidad de observar las cosas tal cual son, se encuentra sesgada de forma profunda pudiendo llevar un filtro constante que nos impida apreciar la importancia de los detalles.
Paciencia: esta parte de la actitud es casi una forma de sabiduría, pero cuando nos encontramos presos de nuestras tensiones emocionales, nos aparece la urgencia de salir de esos estados. Así como la naturaleza es sabia a la hora de ofrecer tiempos de maduración en cada fruto, nuestra propia naturaleza nos debe permitir acercarnos al malestar con la suficiente paciencia como para no generar reacciones impulsivas. Debemos aceptar lo errático de nuestra mente bajo estas circunstancias e impedir que nos arrastre el flujo de pensamientos, alcanzando la paciencia necesaria para encontrarnos con nosotros mismos en esos estados, ya que siempre después de la tempestad viene la calma.
Mente del principiante: como decía el filósofo, nunca te bañarás en el mismo río. De la misma forma, tendemos a acostumbrarnos a dejarnos llevar por la simplicidad que nuestro piloto automático ejerce a través de la rutina. Es necesario un despertar de la consciencia y la actitud de mente de principiante, nos puede permitir observar la realidad cotidiana con ojos nuevos que nos permitan salirnos de tanta expectactiva, que muchas veces sólo nos lleva a la frustración o el fracaso. Si ponemos voluntad, podremos reapreciar constantemente mayor detalle de nuestros contextos y personas habituales...si no, lo más probable es que caigamos en el tedio y posiblemente en la desesperanza.
Confianza: el desarrollo de la confianza en nosotros mismos supone un eje fundamental de la actitud. Es más importante podernos guiar por nuestra voluntad e intuición aunque cometamos errores, que andar siempre en el cuestionamiento continuo y en la búsqueda de otros más sabios que guíen nuestro camino. La generación de autoconfianza podrá aumentar nuestra autoestima y por consiguiente nos permitirá confiar más en los demás de una forma bondadosa.
No esforzarse: puede que esta parte de la actitud parezca un contrasentido, ya que estamos acostumbrados a dirigir nuestra vida en función de logros y metas. Pero cuando el objeto de cambio somos nosotros mismos, es posible que necesitemos fijarnos menos en la meta y mucho más en el proceso. La actitud de paciencia, con esfuerzo y constancia, sin grandes expectativas, puede acabar resultando mucho más eficaz que si nos afanamos en conseguir algo que requiere su tiempo y desarrollo y no nuestro empeño. Tan solo hay que pensar en la hora de ir a dormir, cuando tratas de forzarte a ello, no resulta, pero cuando tu actitud es de dejar de luchar, se cierran los ojos y caes.
Aceptación: esta virtud no quiere decir resignación, ni que nos tenga que gustar todo, adoptando una actitud pasiva y abandonando nuestros valores. Cuando tratamos de cultivar la aceptación, intentamos ver las cosas tal cual son, sin resistirnos a ellas, generando luchas que nos desgasten energéticamente sin conseguir resolver nada. No se trata de abandonar la intención de cambio, sino de anclar nuestra consciencia a un plano de realidad, a veces abrupta, dolorosa o incómoda, pero desde la que podremos pisar firmemente para poder encaminarnos a nuestro propósito de cambio.
Soltar: en multitud de ocasiones, nos vemos lastrados por numerosos pensamientos, recuerdos dolorosos, expectactivas, planificaciones, deseos…, que nos impiden desasirnos de una realidad contaminada de malestar. Si por el contrario, aprendemos a soltar aquello que no aporta claridad a las cosas y que nos permita avanzar ligeros ante el presente, podremos sentirnos más libres y con menor estrés.
Compromiso, autodisciplina e intencionalidad: para terminar, Kabat-Zinn, aporta este último compendio hacia la actitud, con la intención de que habiendo desarrollado todos los puntos anteriores, entremos en un planteamiento mucho más realista basado en el compromiso hacia nuestros valores, un progreso basado en el esfuerzo de la autodisciplina pero sin exigencias y fomentar la intencionalidad hacia el cambio.
Por último, me gustaría añadir la aportación a este respecto que hace Vicente Simón, mezclando las dos aportaciones anteriores con su relación hacia el momento presente, el pasado y el futuro.
Este autor hace una buena reflexión sobre los puntos actitudinales en su aplicación temporal. De nada sirve cultivar la actitud si nos perdemos en el ensoñamiento de preocupaciones hacia el futuro o en el repaso autoafligido de la culpabilidad del pasado. En realidad, lo único que existe es nuestro presente y es muy importante aprender a morar en el mismo, ya que el pasado ha dejado de existir y el futuro tampoco existe, y además lo desconocemos totalmente.
Vicente Simón sitúa los planos de la actitud con especial hincapié en el presente, pero también desde ahí, con un pie en el mismo, permite repasar el pasado o adoptar visión de futuro según los siguientes parámetros:
Sin voluntad no hay intención y sin intención no hay rumbo. La actitud marca el camino hacia el deseo necesario de elegir. Sin elección no hay tregua ante las vicisitudes de la vida...a cualquier cosa que venga deberemos hacerle frente, sin tiempo para la duda, sintiéndonos verdaderos supervivientes de nosotros mismos y capaces de protagonizar nuestra propia historia.
Para terminar, no encuentro palabras más acertadas que las del sabio Don Santiago Ramón y Cajal.
Bibliografía:
Ajzen, I. Teoría de la Conducta Planificada: https://en.wikipedia.org/wiki/Theory_of_planned_behavior
Germer, C. K. (2011). El poder del mindfulness. Paidós, Barcelona.
Kabat-Zinn, J. (2007). Vivir con plenitud las crisis: Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad, Editorial Kairós.
Siegel, D. (2007). The mindful brain: Reflection and attunement in the cultivation of well-being. New York: WW Norton.
Simón,V & Germer,C.K.(2011) Aprender a practicar mindfulness. Sello Editorial,Barcelona.
Autor: Ignacio Calvo Psicólogo Colegiado M-17.577